Pero en 1996, la vida de los artistas olvidados cambió de manera insólita. El guitarrista estadounidense Ry Cooder visitó la isla en busca del son cubano, con el proyecto de grabar con unos músicos campesinos y africanos. Quiso el destino que los músicos convocados no aparecieran y hubiera que reclutar uno a uno a los sobrevivientes de la música tradicional, "los abuelos" de la vieja trova relegada. Así se armó el primer disco Buena Vista Social Club, cuyo exitoso lanzamiento permitió que renaciera la escencia cubana del son, el bolero, el danzón, el mambo y el cha cha chá.

Al año siguiente, Cooder convenció al cineasta alemán Win Wenders para viajar a Cuba y realizar lo que después conoció el mundo como el "documental musical" de Buena Vista Social Club, con imágenes de los músicos en el estudio y sus vidas en La Habana. Se redescubrieron artistas de primer nivel, como Compay Segundo, Omara Portuondo, Ibrahím Ferrer y Rubén González, entre otros. El rodaje del documental continuó en Amsterdam, donde Buena Vista Social Club ofreció dos conciertos, y finalizó en Nueva York, con un recital en el Carnegie Hall.
Rubén González, "el señor del piano" (1919-2003)
El reconocimiento al talento artístico del mejor pianista que tuvo Cuba, fue tardío: recién en 1997, a los 78 años, pudo editar su primer disco, "Introducing". Padecía artritis y, antes de que apareciera Ry Cooder en Cuba, se mantuvo casi dos décadas encerrado en su casa sin tocar, porque su piano había sido pulverizado por los insectos comejenes .


"Cumbanchero", de Rubén González (CD "Introducing", 1997, Nonsuch Records, USA)
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