agosto 02, 2006

El ocaso de Fidel


Después de 47 años de dictadura en Cuba, Fidel Castro debió delegar sus funciones por problemas de salud. Lo sucede su hermano, Raúl Castro. Un proceso complejo entre interrogantes y poca información


La noticia se difundió la noche del martes, a través de la televisión cubana, con un mensaje supuestamente redactado por el propio Fidel Castro. En él, expresó: “Días y noches de trabajo continuo sin apenas dormir dieron lugar a que mi salud, que ha resistido todas las pruebas, se sometiera a un estrés extremo y se quebrantara", lo que le provocó, según el líder, “una crisis intestinal aguda con sangramiento sostenido que me obligó a enfrentar una complicada operación quirúrgica”.

Según voceros oficiales, Castro se está recuperando de la intervención quirúrgica, pero no aportan precisiones sobre el diagnóstico de su enfermedad ni tampoco aseguran que el líder volverá a asumir el mando de la isla.

Entre tanto misterio y desinformación, surgieron variadas conjeturas sobre el destino próximo del país caribeño. La comunidad de exiliados en Miami se muestra feliz y festeja en las calles, porque su expectativa es que a partir de ahora Cuba comience a transitar su camino hacia la liberación. Pero la visión optimista parece estar fundada más por un deseo que por la realidad social y política que se vive en el país: todo hace presumir que no habrá cambios próximos en el sistema imperante.

La posibilidad de que Castro no retorne al mando de la isla ya está asumida, pero bajo un sentimiento popular diferente al que manifiestan los compatriotas exiliados en el país vecino. La trama no es tan simple como para afrontar un cambio radical en el sistema imperante.

Durante 47 años, el líder inculcó el ejercicio de la idolatría a “la revolución” y “el Che”. Hoy, la posibilidad de su ausencia física lo eleva a la misma categoría de santidad que supo instalar en el imaginario colectivo durante casi medio siglo. La mística de Fidel, "el padre" de Cuba, fortalece a la nueva conducción de la isla para sobrellevar la continuidad del régimen, con un pueblo sumido en la obediencia y el rigor del culto a la doctrina y los totems del comunismo cubano.

En este contexto complejo, no cabe la idea de un cambio inmediato hacia un régimen democrático. El proceso de transición requeriría del tiempo y de la voluntad del propio pueblo cubano. Es deseable que fuera en paz, sin la torpeza de las intervenciones externas que asoman los dos países que se disputan el protagonismo en la historia venidera de la isla: Estados Unidos y Venezuela.

Dove

Momentos Com Fidel Castro

Juan Manuel Cao vs Castro


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