agosto 29, 2006

Borocotazo: Rafael Bielsa deshoja la margarita

En octubre de 2005, el santafecino Rafael Bielsa fue elegido diputado nacional por la ciudad de Buenos Aires. Desde el mismo día que asumió, demostró poco apego a su labor parlamentaria. El legislador transcurre su función deshojando una margarita, donde cada pétalo revela el deseo de abandonar la banca para ocupar otro cargo político. El electorado tiene el derecho a preguntarse para qué lo votó.


Crónica de un político indeciso

Rafael Bielsa se integró al flamante gabinete del presidente Néstor Kirchner, en 2003, como Canciller. Pero para las elecciones de 2005, el Frente para la Victoria lo impuso como primer candidato a diputado nacional por la Ciudad para competir con las fuerzas mayoritarias que representaban Mauricio Macri (PRO) y Elisa Carrió (ARI). Aunque resultó electo, el mismo día que debía asumir el cargo, sorprendió a la ciudadanía con la presentación de su renuncia a cambio de su repentina designación como embajador en Francia.

Instantes previos a la ceremonia de asunción en el palacio legislativo, Bielsa ofreció una apurada conferencia de prensa en la Casa Rosada para explicar a la ciudadanía la noticia:“Debiendo jurar en minutos, me parece que la actitud más honesta es renunciar a la banca, no jurar directamente, porque como todos ustedes saben el solo hecho de jurar da una serie de beneficios de naturaleza previsional que a mí me parece que sería injusto que yo usufructuara (sic), por lo tanto, quien jurará en lugar mío es el que podría haber entrado que no entró, el señor Claudio Morgado”. A continuación, el flamante embajador formalizó su dimisión como legislador ante la Justicia Electoral y el humorista Morgado inició los trámites para el reemplazo.

El desconcierto que produjo Bielsa ante la opinión pública no tardó en transformarse en muestras directas de indignación generalizada hacia su persona. Se asoció su conducta con la que pocos días antes había protagonizado el también flamante legislador Eduardo Lorenzo “Borocotó” quien, a las dos semanas de ser electo diputado por el PRO, había producido un giro de 180 grados para plegarse al bloque opositor del kirchnerismo.

El ex canciller, visto como un efecto más de la ola de la “borocotización”, se sintió presionado y decidió dar marcha atrás con la aceptación del cargo en París. Retomó su incorporación a la cámara baja e intentó explicar, según él, que volvía por el reclamo de la ciudadanía: “La gente me dijo: 'señor, yo lo quiero en la Cámara de Diputados'. No fue una decisión mía, -aclaró-, fue una decisión de la gente".

Como los trámites de la renuncia de Bielsa y la sucesión de Morgado no habían cumplimentado la instancia burocrática en la Mesa de Entradas de la Cámara, el traspaso del arrepentido fue archivado como si nada hubiera ocurrido. El ex canciller explicó a la prensa que tuvo el gesto protocolar de dejarle un mensaje a Morgado en su teléfono para anticiparle su repliegue, le dedicó un elogio y anticipó: "Espero que en algún momento se sume, porque es una persona muy valiosa".

Bielsa permaneció quieto en su banca apenas unos meses. En mayo de este año, cuando reapareció la figura de Roberto Lavagna en el escenario político y se abrieron conjeturas sobre su posible candidatura a presidente para las próximas elecciones, el diputado demostró simpatía por el ex titular del Palacio de Hacienda. Al comenzar a rumorearse que se postularía como jefe de Gobierno de la Ciudad, en un diálogo con Radio América manifestó que “en sintonía con lo que dijo Lavagna, es muy temprano para hablar de candidaturas". Resaltó que que no se sentía "cómodo" hablando de postulaciones. “Irrita a mis conciudadanos”, sentenció.

A pesar de su aseveración, muy pronto reveló que aspiraba a la jefatura porteña y declaró que estaba dispuesto a lanzarse por su cuenta, como "un dirigente de la ciudad de Buenos Aires", si el candidato a proponer por el Frente de la Victoria como jefe de Gobierno en los comicios de 2007 no lo satisfacía.

En julio se lo comenzó a señalar como el candidato del kirchnerismo para gobernador de la provincia de Santa Fe. Negó la posibilidad y manifestó que mantenía su intención de pelear por la jefatura de la Ciudad. "Sería meterme a los codazos en un distrito (Santa Fe) que hace veinte años que no vivo, y sería enfrentarme a personas que tienen más autoridad moral o trayectoria", aseguró Bielsa.

Pero días después, revirtió el diagnóstico negativo sobre su potencial político en su provincia natal y olvidó su aspiración al gobierno de la Ciudad: “Voy a ser candidato en Santa Fe”.
En una entrevista con el matutino La Nación relató: "El Presidente me dijo que camine cinco veces la provincia, que así fue como él ganó Santa Cruz. Y bueno, eso es lo que estoy haciendo. Tengo la convicción de que voy a ser candidato a gobernador de Santa Fe".Obediente a la consigna presidencial, hoy Bielsa se muestra dispuesto a competir en Santa Fe : "Noto que hay feeling con la gente, que se acercan y se suman dirigentes. Puede ser una alternativa ganadora, así que tengo la vocación de presentarme como candidato". Sobre su postulación a jefe de Gobierno porteño que había sostenido hasta unos días antes, manifestó que sentía que debía "dejar de lado las comodidades personales"

La renovada convicción de Rafael Bielsa todavía se mantiene intacta. En una conferencia de prensa ofrecida en su provincia manifestó: “El gobernador (Jorge Obeid) me convenció porque me tocó y motivó su planteo militante de que existía la necesidad de una figura”.

Pero a la margarita le quedan todavía pétalos que Bielsa podría recomenzar a deshojar. Durante su última visita por su provincia, el diario El Litoral le preguntó si el apoyo de Obeid puede interpretarse como un padrinazgo, tal como el que Néstor Kirchner podría llegar a prestar a favor del diputado nacional Agustín Rossi, quien también aspira a la gobernación santafecina. Para disipar las dudas, Bielsa aclaró: “No, yo no soy el candidato de nadie, y si Rossi es el candidato de alguien, pregúnteselo a él. Yo no soy un caniche toy para que me lleven de una correa”.


Bielsa: de todo, menos diputado porteño...


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