El proyecto de reglamentación de los decretos de necesidad y urgencia (DNU) propuesto por el bloque oficialista obtuvo el voto favorable de la càmara alta. Ferviente defensa de la senadora Cristina Kirchner. La televisora estatal Canal 7 Argentina, transmitió en vivo fragmentos de la sesión de la cámara alta, en los momentos en que la senadora Cristina Fernàndez de Kirchner produjo su discurso en defensa del proyecto oficialista de la reglamentación de los DNU.
Los ojos grandes y saltones de la senadora denotaban cansancio, pero no le faltaron fuerzas para defender enérgicamente la versión cambiada de un proyecto que en otros tiempos supo comprender valores disímiles a los que hoy ella misma plantea.
Sus extensos monólogos fagocitaron el tiempo de la sesión durante casi cuatro horas, bajo el imperio de una voz que proyectó más golpes a la oposición y la prensa, que argumentaciones sustanciales sobre su propuesta.
El proyecto obtuvo el voto favorable de los 47 integrantes del bloque kirchnerista, mientras que solamente 17 fueron los senadores que se manifestaron en contra. El próximo debate se producirá en la cámara de Diputados y, de sancionarse la reglamentación tal cual lo aprobó la cámara alta, el nuevo régimen de los DNU impondrá un mecanismo por el cual el Congreso deberá expedirse para derogar o ratificar los decretos presidenciales.
El rechazo de la oposición al proyecto oficialista se fundamenta en que la reglamentación establece como requisito que sean las dos cámaras, en lugar de una sola de ellas, las que deban expedirse y coincidir en la aprobación o derogación de los dictados de decretos presidenciales, sin regular plazos perentorios para el tratamiento. De esta manera, los DNU podrían continuar vigentes por tiempo indefinido. a merced de las mayorías parlamentarias de ambas cámaras.
Hay sinergia entre la propuesta de la senadora y la del jefe de Gabinete, quien impulsa desde el Ejecutivo la sanciòn definitiva del otorgamiento de facultades extraordinarias en el manejo del presupuesto de la nación. Ambos Fernández, Cristina y Alberto, proponen convertir en ley la irregularidad crónica que caractrizó a las gestiones presidenciales desde el advenimiento de la democracia: la de gobernar sobre la base decretos y superpoderes, esquivando el contralor del parlamento y la justicia.
La suma de estos dos proyectos, más el nuevo régimen del Consejo de la Magistratura, la reciente convalidación de las leyes secretas por parte de la justicia, y la pretensión del Ejecutivo de reducir la actividad periodística en un virtual difusor de la prensa oficial, proyecta una zona de oscuridad creciente para los gobernados.
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